1 oct 2016

LAS TRIBUS FUNDADORAS DE LOS EEUU

La colonización de EEUU fue un proceso en el que etnias con distinta religión, temperamento y costumbres fueron aisladas del resto de la sociedad inglesa y dejadas a su suerte en el Nuevo Mundo. Por tanto, si a partir de 1776 se habla de los Founding Fathers, antes debemos hablar de las Founding Tribes, que consisten en cuatro migraciones: los puritanos a New England en 1620, los cavaliers a Virginia en 1640, los cuáqueros a Pensilvania en 1670, los fronterizos a los Apalaches en 1700. Examinemos con mayor detalle a cada una de estas tribus:

Los puritanos, una secta calvinista enemistada con el anglicanismo, huyeron de Inglaterra en 1620 porque los nobles les perseguían y porque
, cual protoeugenistas, temían contagiarse de la "degeneración" inglesa. Procedían sobre todo de los académicos de East Anglia, por lo que su tasa de alfabetización era el doble que la media inglesa. El puritanismo era rígido, opresivo y legalista. La semana empezaba en la iglesia, cuyo único ornamento era un Ojo Gigante en el púlpito para recordar a los fieles que Dios los vigilaba. Primero los fieles confesaban sus pecados en público, siendo forzados a reptar por el suelo suplicando perdón, tras lo cual el ministro daba dos sermones de dos horas cada uno. El proceso completo podía durar seis horas, y como no se permitía encender fuego (guardaban la pólvora en la iglesia) y el clima de la colonia era gélido, muchas personas perdían dedos por la gangrena durante el invierno. Era obligatorio portar pistola por si los indios atacaban durante el sermón, que consistía en escuchar el augurio de su propia condenación mientras el Ojo Gigante los miraba fijamente. Como vemos, la vida de un puritano era horrible, aunque su sociedad era insólitamente eficiente. Apenas tenían embarazos adolescentes, tenían la mitad de asesinatos que otras colonias y había poca desigualdad económica, pues el 10% más rico poseía solo el 25% de la propiedad gravable, en comparación con el 75% de otras colonias o de la actualidad. La falta de caridad era delito: en Salem un hombre fue atado al cepo por negarse a dar limosna. El gobierno funcionaba a través de reuniones populares en las que todo el mundo podía hablar. El 98% de los puritanos estaban casados (la media inglesa era del 73%), pues la policía rastreaba los pueblos en busca de solteros, y si estos se negaban a casarse los encarcelaban. La violencia contra la mujer se castigaba brutalmente, aunque el maltrato infantil  (eufemísticamente "castigo corporal") no solo estaba permitido sino bien visto como pauta "educativa" (también es cierto que era la norma de su tiempo, aunque los puritanos tendían a ser inusualmente fríos, metódicos y farisaicos en su sadismo). Los puritanos enviaban a sus hijos fuera del hogar para que los criaran otras familias, pues creían que la falta de familiaridad mejoraba el comportamiento de los niños. Fueron pioneros en imponer la educación pública universal (conscripción forzosa para menores), con la excusa de que la condenación estaba asegurada para quienes no pudieran leer la Biblia. Su sistema educativo era tan eficiente que permitió a los puritanos liderar intelectualmente a EEUU hasta principios del siglo XX. En cierto modo el puritanismo es una distopía clásica: renunciar a la libertad, la individualidad y el arte a cambio de una sociedad "perfecta" sin crimen, rellertas o desigualdad. Es clave recordar que los puritanos concebían la libertad como "libertad ordenada", i.e. libertad para que todo esté en su lugar y se quede ahí. Los puritanos odiaban el tipo de libertad que implica que, por ejemplo, no haya leyes en contra de perder el tiempo: a eso lo llamaban "licencia" y "anarquía".  La letra escarlata y los juicios por brujerían eran la norma (muchas personas fueron perseguidas de forma arbitraria, pues había leyes sovietoides como "castigaremos severamente a cualquiera que exceda los límites de la moderación"). Su cocina consistía en carne y verduras hervidas sin aderezos. En total contradicción con su visión cínica de la vida (Stowe escribió "la vida en New England es de una melancolía profunda, impronunciable. La existencia es vista como un riesgo pavoroso, una desdicha inconcebible para la mayoría de la humanidad"), tenían unos 10 hijos de media (además de sádicos, hipócritas).

Los cavaliers eran los nobles que perdieron la Guerra Civil Inglesa (en 1640 Oliver Cromwell, líder de los puritanos ingleses, tomó el poder tras matar al rey, lo que prueba que la suspicacia de los nobles hacia los puritanos no era infundada). Huyeron a Virginia, colonia casi despoblada por una epidemia. El gobernador William Berkeley, de origen noble, les prometió ayudarles a mantener el nivel de vida al que estaban acostumbrados. Eran anglicanos, venidos del sur de Inglaterra y tan incestuosos como los Ptolomeos (para 1724 todo el Consejo Real de Virginia estaba emparentado). Los cavaliers no querían trabajar, así que se acompañaron de tantos sirvientes que estos conformaban el 75% de los virginianos. Normalmente el amo pagaba el pasaje de algún inglés pobre a cambio de unos años de servidumbre, pero también había reos. Como la mayoría de los sirvientes eran varones, muchas mafias se hicieron ricas secuestrando a inglesas pobres para los cavaliers. A diferencia de New England, donde los europeos resistían mejor el clima que los africanos (los puritanos importaron esclavos negros pero todos murieron de frío), en Virginia casi todos los sirvientes blancos murieron de malaria, fiebre tifoidea, amebiasis y disentería, y los supervivientes se volvían "indolentes y perezosos" según las crónicas. A pesar de todo, los cavaliers hicieron todo lo posible para explotar a sus sivientes blancos, llegando a niveles grotescos. Por ej, los cavaliers violaban a sus sirvientas, tras lo cual añadían una penalización a su servidumbre por embarazarse, pues decían que trabajaría menos duro mientras se ocupara del niño. Y si hacían esto a las sirvientas imaginad como trataban a los sirvientes, que eran más numerosos (i.e. menos valiosos para su amo). No obstante, al final todos los blancos morían, quedaban tullidos o finalizaban su servidumbre, así que los cavaliers importaron esclavos negros según el modelo caribeño, sentando las bases de la futura Confederación (la Guerra Civil Americana consistió en el exterminio de los cavaliers a manos de los puritanos: "los norteños no quemaron Atlanta para liberar a los esclavos. Liberaron a los esclavos para quemar Atlanta"). Virginia no tenía pueblos: el asentamiento básico era la plantación, que consistía en un noble, su familia, sus sirvientes, sus esclavos y sus invitados. La sociedad virginiana consideraba que todo habitante de la plantación era "familia", con el noble ejeciendo como una suerte de patriarca con control absoluto sobre sus dominios. El principal pasatiempo virginiano era la caza: los nobles cazaban reno, los burgueses zorros, los sirvientes gansos. Los niños se iniciaban torturando a serpientes y ranas, así que todo varón virginiano tenían derecho a masacrar uno u otro animal, siendo el tamaño de la víctima proporcional al rango del victimario. En cierto modo Virginia era el opuesto de New England. Su tasa de homicidios era astronómica, y se animaba a la gente a responder a toda ofensa contra su honor con duelos. Eran ludópatas: hacían apuestas con caballos, cartas, dados, peleas de gallos, cosechas y hasta mujeres. Su cocina consistía en suntuosos banquetes de carne de caza. No había juicios por brujería, pues acusar al vecino de brujería estaba multado. Naturalmente los puritanos veían a los virginianos como libertinos reprobados. No es que los cavaliers no tuvieran leyes, sino que estas eran sociales más que morales: sus sermones duraban veinte minutos, pero sus lecciones de baile de salón podían durar nueve horas. Los cavaliers no reparaban en gastos para enseñar a sus hijos a ser ruidosos y coléricos, pues creían que esto indicaba un carácter fuerte, digno de un noble. Cuando funcionaba lo hacía realmente bien, como prueban carismáticos genios autodidactas como George Washington o Thomas Jefferson, pero en general no era así: la tasa de violaciones de Virginia era astronómica. Los cavaliers estaban obsesionados con la libertad, pero su concepción de la misma era un tanto peculiar. Los estatistas, en los debates con los libertarios, suelen arguir que aunque el Estado no violara nuestras libertades, los trabajadores estarían sujetos al capricho de su jefe, los pobres verían su libertad económica limitada por su pobreza, y a todos nos oprimiría el hambre y la enfermedad (naturalmente, la falacia aquí es pretender que por esto se justifica aumentar la opresión de forma artificial a través del Estado). La solución cavalier a esta paradoja se resume en ser ricos sin trabajar. Por supuesto, esta concepción de la libertad requería primero la servidumbre y luego la esclavitud para funcionar, pero los cavaliers nunca defendieron que los sirvientes o los esclavos fueran libres. La libertad, como la riqueza, debía ser proporcional al rango: los nobles tanta como quisieran, los burgueses la suficiente, los demás nada. Un cavalier moría jurando que una civilización sin esclavos nunca tendría ciudadanos realmente libres.

Los cuáqueros eran una secta mística protohippie en la que cualquiera de nosotros sería bien recibido si viajásemos en el tiempo. La fundó George Fox, hijo de tejedor, quién creía que una Luz Interior nos conecta directamente con Dios sin necesidad de sacerdocio, rituales, estudio bíblico o ascesis, que solo hemos de escuchar nuestra conciencia y ser buenos. Los cuáqueros llamaban "amigo" a todo el mundo, pues es absurdo distinguir entre nobles y plebeyos si todos somos iguales ante Dios (de hecho, fueron los primeros en sustituir el complejo sistema británico de reverencias con un saludo igualitario como el apretón de manos). Como fueron una de las sectas más perseguidas de su tiempo, desarrollaron una defensa de la libertad de culto que, a diferencia de los puritanos, mantuvieron cuando gobernaron. El mayor líder cuáquero fue William Penn, un noble famoso por vencer a expertos duelistas y luego perdonarles la vida tras un sermón sobre lo inmoral de matar. Al poco empezó a tener visiones místicas, abandonó el ejército y se convirtió al cuaquerismo. Cuando fue arrestado por ser miembro de la secta, salió absuelto tras conmover al jurado con su defensa, por lo que el Estado buscó un pretexto para meterle en prisión, donde Penn se dedicó a escribir una de las primeras apologías de la libertad de culto y a ganarse la amistad del monarca inglés. A su liberación Carlos II le apreciaba tanto que le regaló el Valle del Delaware, así que Penn fundó "una colonia del Cielo para los hijos de la Luz" aka Pensilvania. Decretó la libertad de culto, el pacifismo y la división de poderes "que no permitirá, ni a mí mismo ni a mis sucesores corromperse, para que la voluntad de un hombre no perjudique el bien de un país entero". Sus acólitos eran unos 20000 cuáqueros del norte de Inglaterra, en general pequeñoburgueses de origen bretón, a los que  se unieron varias sectas alemanas afines al cuaquerismo, ancestros de amish y menonitas. El pacifismo cuáquero podría haber supuesto la muerte en otras partes de América, pero los indios del Valle de Delaware eran casi tan pacifistas como los cuáqueros, y Penn aprendió su lengua de forma autodidacta para poder negociar con ellos. La colonia fue muy próspera al principio, pues los cuáqueros eran tan buenos negociantes que se les perdonó que no lucharan en la Revolución, ya que mantuvieron a flote la economía a pesar de las sanciones británicas. No obstante, para 1776 los cuáqueros ya eran minoritarios incluso en Pensilvania, pues su tolerancia con las religiones inmigrantes acabó con su sociedad (Benjamin Franklin, el líder revolucionario pensilvano, era un inmigrante de New England), ante lo que se hicieron aún más fanáticos y desdeñaron la política al considerarla "mundana". A pesar de todo la secta siguió influyendo en Pensilvania mucho después de dejar el mando oficialmente, tal como los británicos siguieron influyendo en los EEUU independientes. El liderazgo pensilvano en la reforma penal, la pena de muerte o el abolicionismo acaeció cuando la colonia ya no estaba oficialmente bajo control cuáquero. De hecho, prohibir la esclavitud fue una de las primeras medidas de la Pensilvania independiente. Mientras los puritanos exigían obediencia ciega a su distópica sociedad termitera y los cavaliers exigían que todo el mundo se arrodillara ante una nobleza transplantada, los cuáqueros (de los cuales salió buena parte de la intelectualidad pensilvana), eran padres insólitamente benévolos, cuidando y mimando a su prole en una época en la que todos los demás flagelaban a sus hijos (además, eran tibios en la escolarización, pues Penn escribió un libro en el que argumentaba que el exceso de erudición oscurece la Luz Interior). Se opusieron al maltrato animal y al deporte, en especial a las carreras, a las que anatemizaron como "una vana obra de las tinieblas". Aunque las cuatro tribus poseían parte de los futuros ideales americanos, los cuáqueros destacaron en términos de libertad de culto, libertad de pensamiento, división de poderes e igualdad ante la ley. Dado el influjo useño en el mundo actual, no es prudente subestimar el alcance de la obra de estos dos místicos cristianos: George Fox y William Penn.

Los fronterizos procedían de ambos lados de la frontera angloescocesa. Desde 1040 hasta 1745, todos los reyes ingleses, menos tres, invadieron Escocia o fueron invadidos. Estas campañas consistían en quemar todos los pueblos fronterizos y matar a sus habitantes (quienes caían prisioneros eran torturados hasta la muerte por los soldados).  Además, los bandidos daban sus golpes a un lado de la frontera y luego huían al otro antes de que nadie pudiera arrestarlos. La vida consistía en labrar para el cacique de turno, el mismo que les llamaba a las armas para luchar por él cada poco tiempo, a lo que seguía una muerte cruel. Ante esta situación, los fronterizos desarrollaron una cultura basada en el tribalismo, la xenofobia, el alcoholismo, la testarudez y la violencia. En 1700 los reyes ingleses resolvieron hacer de la frontera un lugar productivo, lo que implicaba expropiar a los fronterizos y forzarlos al exilio. La mayoría recalaron en Ulster, donde la Corona Inglesa daba la bienvenida a toda clase de gentuza como carne de cañón para luchar contra los irlandeses católicos. Pero en Ulster decidieron que los fronterizos eran aún peores que los católicos, así que los echaron, tras lo cual de alguna manera 250000 fronterizos acabaron en América. La mayor migración puritana fue de solo 20000 personas, incluso la gran colonia de Virginia tenía solo 50000 habitantes, así que cuando los fronterizos llamaron a la puerta de las colonias, estas les echaron un vistazo y les negaron la entrada. Los cuáqueros, tras un debate, decidieron que los fronterizos también eran hijos de Dios, de modo que les demostraron su amor fraternal acogiéndoles, pero en pocos años se replantearon su decisión. Dijeron a los fronterizos que Filadelfia y el Valle del Delaware estaban llenos de momento pero que había un montón de tierras deshabitadas en Pensilvania Occidental, que los montes Apalaches están muy bonitos en esta época del año y que por qué no se iban allí tan rápido como fuera posible. Los Apalaches eran la peor de las colonias: llenos de indios hostiles, agrestes y lejos del mundo civilizado, pero a los fronterizos les encantaba luchar y estaban acostumbrados a la miseria, así que tomaron la iniciativa en la Conquista del Oeste. Aunque los fronterizos empezaron siendo presbiterianos (los presbiterianos solían usar un pañuelo rojo al cuello, de ahí que se les apodara "rednecks"), su religión cambiaba continuamente y sus territorios estaban llenos de despertares espirituales, evangelismo exprés y predicadores itinerantes: eventualmente la mayoría acabaron como lo que hoy llamamos baptistas. La tasa de escolarización entre los fronterizos era la menor de EEUU, pues era costumbre que los niños impidieran la entrada del profesor en la escuela hasta que este les daba el día libre. Sus deportes tradicionales consistían en lucha libre, en la cual sacarle los ojos al adversario era una estrategia popular. La costumbre americana de pegar tiros al aire en las celebraciones es de origen fronterizo. Su sistema penal consistía en linchamientos, así llamados en honor a William Lynch. Los fronterizos amaban tanto a EEUU que, olvidando sus orígenes se identificaron como "americans" mucho antes de que el término de popularizara en otras colonias: no es de extrañar que Patrick Henry "Give me liberty or give me death!", entre otros grandes revolucionarios, fuera un fronterizo, pues estos también tenían sus élites, de donde salieron figuras como Andrew Jackson, Ulysses Grant, Teddy Roosevelt, George Patton o John McCain. Su concepción de la libertad es clave para entender el ideal ancap de ser libres de la interferencia estatista: gritar, escopeta en mano "Fuera de mi propiedad".

Aunque este ensayo versa sobre Historia, tiene también mucha actualidad, pues el experimento useño resulta una prueba irrefutable de que la raza blanca como entidad monolítica no existe: hemos visto a cuatro razas blancas (notar plural), que a pesar de compartir idioma y fe tenían diferencias irreconciliables, al punto de que se odiaban entre sí tanto o más que a los indios. Por si esto fuera poco, dos de estas razas blancas (los cuáqueros y los fronterizos), congeniaban mejor con sus vecinos indios que con sus "corraciales" leucodermos. Dado que en Occidente el neofascismo (eufemísticamente "identitarismo") está medrando gracias al fracaso del régimen socialdemócrata nacido en la Revolución Progresista de Mayo de 1968, conviene conocer la Historia para que no puedan vendernos aquella majadería de "Ein Volk, Ein Reich, Ein Führer", una falacia criminal pues conduce indefectiblemente a la guerra, la tiranía y el genocidio.

Guiados seamos por Jesucristo,

Neph

NOTAS:

1. Los puritanos fueron probablemente el único ejemplo histórico de comunismo realmente funcional. Solzhenitsyn no hubiera advertido la diferencia entre sus jueces y los soviéticos, pues ambos practicaban el mismo principio: "donde hay voluntad de condenar acaban por aparecer las pruebas".
2. El dialecto cavalier era muy similar al inglés afroamericano. Aunque lógico, resulta curioso imaginar a un lord inglés del siglo XVII hablando ebonics.
3. Berkeley dijo en un discurso "agradezco a Dios que no haya escuelas públicas o imprentas en Virginia y espero que no las haya en cien años, pues las escuelas han traído rebeliones, herejías y sectas, y la imprenta ha divulgado libelos contra la aristocracia. Que Dios nos libre de ambas".
4. No puedo dejar de notar que la rivalidad Puritano-Cavalier resulta reminiscente de la rivalidad Ahrimán-Lucifer. Creo que solo los cuáqueros hubieran sido llamados crísticos por Steiner.
5. A lo largo de su vida, Penn escribió treinta libros defendiendo la libertad de pensamiento. La creencia cuáquera de que la consciencia individual es un Don de Dios produjo la idea moderna de la objeción de conciencia.
6. Cuando en 1690 unos piratas robaron un  barco en Filadelfia y vagaron por el rio saqueando y asesinando, los cuáqueros iniciaron un debate sobre si era moralmente permisible utilizar la violencia para defenderse. Cuando el gobierno cuáquero decidió acabar con los piratas, el ministro George Keith disintió, lo que causó un cisma en el cuaquerismo.
7. Los cuáqueros eran más puritanos que los puritanos (pun intended): los médicos pensilvanos tenían problemas al tratar a los cuáqueros porque "describían delicadamente todo lo que iba del cuello hasta la cadera como "estómagos" y lo que iba de la cadera a los pies como "tobillos".
8. Los fronterizos eran famosos por sus feudos familiares en Inglaterra, incluyendo la costumbre del clan Johnson de adornar sus casas con las pieles de sus enemigos los Maxwells, un feudo de sangre que continuó por muchas generaciones. Los grandes feudos useños, como el de Hatfield-McCoy, son herederos directos de esta "tradición".
9. Los fronterizos tenían tan poco "larnin" (learning) que elegían "lector del pueblo" al único habitante no-analfabeto de cada región (normalmente el pastor). Su dialecto tenía influjo escocés e irlandés, siendo similar al inglés de la música country.
10.  Los nombres de los asentamientos fronterizos diferían mucho de los nombres bíblicos de los puritanos o los nombres arcaicos de los virginianos, y podría decirse que su fonoestética era un tanto "orca", pues se llamaban cosas como Naked Creek, Scream Ridge o Grabtown.
11.  La opinión colonial de los fronterizos era unánime: un escritor pensilvano los llamó "la escoria de dos naciones", un clérigo anglicano "la escoria del universo". El predicador Charles Woodmason, escribió que durante su misión los fronterizos "interrumpieron el sermón, se amotinaron mientras predicaba, empezaron una pelea de perros a las puertas de la iglesia, soltaron al caballo, robaron la llave de la iglesia, se bebieron dos barriles de whisky durante la eucaristía y me negaron comida y techo".

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