Nunca hagas llorar a una Mujer,
pues Dios cuenta sus lágrimas.
La Mujer salió de la costilla del Hombre.
No de los pies para ser pisoteada,
ni de la cabeza para ser superior,
si no de un costado para ser igual,
debajo del brazo para ser protegida
y al lado del corazón para ser amada.
1 comentario:
Muy bello, sabio y reflexivo. Somos personas sexuadas. Nuestra relación con una mujer siempre tiene una componente sexual que jamás se ha de anular, sino llevar con el respeto debido a toda persona. Podemos proteger, hagámoslo, pero sobre todo podemos amar de forma limpia a todas, nos atraigan o no. En tu vocación particular igual Dios te llama al Matrimonio. ¿Porque te gustan las mujeres?, no, porque en tu relación personal con una mujer ves algo más que su condición de hembra y crees que puedes realizar a lo largo de la vida un proyecto común, es decir, compartido, enamorado, con la natural renuncia de tu persona a favor de la otra, una entrega especial que permitirá crear una familia en la que Dios participe, en la que formes nuevas personas, carne y sangre de vuestras propias personas, una sola carne. Vuestro amor encarnado es signo del amor de Dios por ti. Te hizo varón, para cuidar de todas y dejarte cuidar por todos como hermanos. Anular la sexualidad en la persona es anhiquilar la misma persona por eso esa composición adquiere todo su significado al margen de gustos y atracciones, la igualdad en el amor en la completa diferencia material y psicológica de cada uno. ¿Estás abierto al amor compartido? ¿Quiere Dios que sea tu vocación el Matrimonio? Que la Mujer, María, te ayude a mantenerte fiel hasta el momento en el que Dios te entregue una flor de Su jardín que te acompañe y ame durante la travesía. Un abrazo.
Publicar un comentario