18 nov 2015

EL ORACULO DEL MAL

Si hubiera de citar muestras ficticias del Mal, sin el menor matiz (máscara) que obstaculice la percepción de su esencia, solo se me ocurren dos. Tolkien nos ofrece en el Silmarillion una poética metáfora del Mal en Ungoliant, más algo tan abstracto requiere un exégeta agudo para aprehenderlo. Orwell en 1984 nos ofrece a O'Brien, una muestra tan evidente que hasta el menos intuitivo de los lectores debería ser capaz de captarlo:


    "¿Por qué deseamos el poder? Se trata de esto: el Partido quiere tener el poder por amor al poder mismo. No nos interesa el bienestar de los demás; sólo nos interesa el poder. No la riqueza ni el lujo, ni la longevidad ni la felicidad; sólo el poder, el poder puro. Ahora comprenderás lo que significa el poder puro. Somos diferentes de todas las oligarquías del pasado porque sabemos lo que estamos haciendo. Todos los demás, incluso los que se parecían a nosotros, eran cobardes o hipócritas. Los nazis alemanes y los comunistas rusos se acercaban mucho a nosotros por sus métodos, pero nunca tuvieron el valor de reconocer sus propios motivos. Pretendían, y quizá lo creían sinceramente, que se habían apoderado de los mandos contra su voluntad y para un tiempo limitado y que a la vuelta de la esquina, como quien dice, había un paraíso donde todos los seres humanos serían libres e iguales. Nosotros no somos así. Sabemos que nadie se apodera del mando con la intención de dejarlo. El poder no es un medio, sino un fin en sí mismo. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura. El objeto de la persecución no es más que la persecución misma. La tortura sólo tiene como finalidad la misma tortura. Y el objeto del poder no es más que el poder.

    El verdadero poder, el poder por el que tenemos que luchar día y noche, no es poder sobre las cosas, sino sobre los hombres. ¿Cómo afirma un hombre su poder sobre otro? Haciéndole sufrir. No basta con la obediencia. Si no sufre, ¿cómo vas a estar seguro de que obedece tu voluntad y no la suya propia? El poder radica en infligir dolor y humillación. El poder está en la facultad de hacer pedazos los espíritus y volverlos a construir dándoles nuevas formas elegidas por ti. ¿Empiezas a ver qué clase de mundo estamos creando? Es lo contrario, exactamente lo contrario de esas estúpidas utopías hedonistas que imaginaron los antiguos reformadores. Un mundo de miedo, de ración y de tormento, un mundo de pisotear y ser pisoteado, un mundo que se hará cada día más despiadado. El progreso de nuestro mundo será la consecución de más dolor. Las antiguas civilizaciones sostenían basarse en el amor o en la justicia. La nuestra se funda en el odio. En nuestro mundo no habrá más emociones que el miedo, la rabia, el triunfo y el autorebajamiento. Todo lo demás lo destruiremos, todo. Ya estamos suprimiendo los hábitos mentales que han sobrevivido de antes de la Revolución. Hemos cortado los vínculos que unían al hijo con el padre, un hombre con otro y al hombre con la mujer. Nadie se fía ya de su esposa, de su hijo ni de un amigo. Pero en el futuro no habrá ya esposas ni amigos. Los niños se les quitarán a las madres al nacer, como se les quitan los huevos a la gallina cuando los pone. El instinto sexual será arrancado donde persista. La procreación consistirá en una formalidad anual como la renovación de la cartilla de racionamiento. Suprimiremos el orgasmo. Nuestros neurólogos trabajan en ello. No habrá lealtad; no existirá más fidelidad que la que se debe al Partido, ni más amor que el amor al Gran Hermano. No habrá risa, excepto la risa triunfal cuando se derrota a un enemigo. No habrá arte, ni literatura, ni ciencia. No habrá ya distinción entre la belleza y la fealdad. Todos los placeres serán destruidos. Pero siempre, no lo olvides, Winston, siempre habrá el afán de poder, la sed de dominio, que aumentará constantemente y se hará cada vez más sutil. Siempre existirá la emoción de la victoria, la sensación de pisotear a un enemigo indefenso. Si quieres hacerte una idea de cómo será el futuro, figúrate una bota aplastando un rostro humano... incesantemente.

    Recuerda que es para siempre. Siempre estará ahí la cara que ha de ser pisoteada. El hereje, el enemigo de la sociedad, estarán siempre a mano para que puedan ser derrotados y humillados una y otra vez. Todo lo que tú has sufrido desde que estás en nuestras manos, todo eso continuará sin cesar. El espionaje, las traiciones, las detenciones, las torturas, las ejecuciones y las desapariciones se producirán continuamente. Será un mundo de terror a la vez que un mundo triunfal. Mientras más poderoso sea el Partido, menos tolerante será. A una oposición más débil corresponderá un despotismo más implacable. Goldstein y sus herejías vivirán siempre. Cada día, a cada momento, serán derrotados, desacreditados, ridiculizados, les escupiremos encima, y, sin embargo, sobrevivirán siempre. Este drama que yo he representado contigo durante siete años volverá a ponerse en escena una y otra vez, generación tras generación, cada vez en forma más sutil. Siempre tendremos al hereje a nuestro albedrío, chillando de dolor, destrozado, despreciable y, al final, totalmente arrepentido, salvado de sus errores y arrastrándose a nuestros pies por su propia voluntad. Ése es el mundo que estamos preparando, Winston. Un mundo de victoria tras victoria, de triunfos sin fin, una presión constante sobre el nervio del poder. Ya veo que empiezas a darte cuenta de cómo será ese mundo. Pero acabarás haciendo más que comprenderlo. Lo aceptarás, lo acogerás encantado, te convertirás en parte de él.

    No seas tonto. Estás bajo la impresión de que el odio es más agotador que el amor. ¿Por qué va a serio? Y si lo fuera, ¿qué diferencia habría? Supón que preferimos gastarnos más pronto. Supón que aceleramos el tempo de la vida humana de modo que los hombres sean seniles a los treinta años. ¿Qué importaría? ¿No comprendes que la muerte del individuo no es la muerte? El Partido es inmortal. Nosotros, Winston, controlamos la vida en todos sus niveles. Te figuras que existe algo llamado la naturaleza humana, que se irritará por lo que hacemos y se volverá contra nosotros. Pero no olvides que nosotros creamos la naturaleza humana. Los hombres son infinitamente maleables. O quizás hayas vuelto a tu antigua idea de que los proletarios o los esclavos se levantarán contra nosotros y nos derribarán. Desecha esa idea. Están indefensos, como animales. La Humanidad es el Partido. Los otros están fuera, son insignificantes.

    Si tú eres un hombre, Winston, es que eres el último. Tu especie se ha extinguido; nosotros somos los herederos. ¿Te das cuenta de que estás solo, absolutamente solo? Te encuentras fuera de la historia, no existes. ¿Te consideras moralmente superior a nosotros por nuestras mentiras y nuestra crueldad? Te estás pudriendo, Winston. Te estás desmoronando. ¿Qué eres ahora?. Una bolsa llena de porquería. Mírate otra vez en el espejo. ¿Ves eso que tienes enfrente? Es el último hombre. Si eres humano, ésa es la Humanidad"

Decidme lectores, ¿que sentís al leer esto? Si como a mí O'Brien os repugna, invoco al Ruach de YHWH, Dios de nuestro patriarca Abel, para ayudaros en la Cruzada contra el yugo de Satán, ídolo de Caín y sus tiránicos descendientes de cráneo cónico y ojos de serpiente. Más vale la aniquilación universal que vivir semejante existencia.

Si Ungoliant es la Imagen del Mal, O'Brien es el Oráculo del Mal. Sus disgresiones son una ventana al horror más absoluto, como si donde hubiera habitar un alma solo hubiera un vacío monstruoso donde mora Sorat (Tehom el Antidios). Su sádica psicopatía refleja como un espejo la distopía de la novela. Pero lo peor es que la sociedad de 1984 existe en la realidad, en Corea del Norte. De hecho, al menos en Oceanía "los proles y los animales son libres", mientras que ese infierno terrenal ni eso. Leer sobre Corea del Norte me hace sentir lo mismo que el final de 1984: plugiese a Dios enviar un meteoro para purgar ese Mal de la faz de la Tierra. Aunque murieran algunos justos, su muerte sería preferible a su cautiverio, una liberación de las cadenas de la materia, más allá de los Círculos del Mundo donde Morgoth y sus secuaces no los alcancen. Y sobre quienes desean instaurar un régimen similar en todo el orbe, incluyendo a Occidente (los criptosatánicos del Nuevo Orden Mundial) invoco al Ángel de la Muerte, en nombre del Bien.

Guiados seamos por Yahshuah Ha-Mashiah,

Aryan

2 comentarios:

7soliblicuo7 dijo...

Hola Aryan: me gusta, muy importante porque indicas el Mal con mayúsculas y eso es un detalle que ha empleado millones de horas en el pensamiento humano a través de la historia. El Mal, es el mayor misterio que existe en el mundo, más que el misterio de la muerte: muchos tienen solventado el misterio de la muerte, pero están en ascuas con el misterio del Mal, y el comportamiento inexplicable de muchos seres humanos. Para un ateo, un seguidor del humanismo secular, el Mal es un compontamiento erróneo debido a la ignorancia y la superstición, parten de la base de que el mundo es más insignificante que una mota de polvo perdida en el universo, por tanto el valor de la vida humana es millones de veces más insignificante que esa mota de polvo, que para ellos es la tierra. ¿Qué valor puede tener pues, para un darwinista social la vida humana? por ejemplo la vida de un salvaje perdido en la jungla, que su sentido de la hospitalidad consiste en reventarte la cabeza a bastonazos y seguidamente trocearte para meterte en la cazuela y guisarte para darse un festín suculento con sus hijos y vecinos. El Mal, su mal, tiene una explicación racional y científica que parte de una interpretación o estudio basado en la objetividad física al margen de una observación metafísica que para ellos no tiene ningún valor ni consideración, es por eso que deduzcan que los seres humanos -Están indefensos, como animales- El inteligente materialista que emplea su inteligencia al servicio del Mal lo ve de esta manera, está inmerso en la oscuridad del Mal, la luz en la que ilumina sus deducciones y estudios es la luz eléctrica, nunca han visto o han intuido que la verdadera luz es la espiritual, totalmente diferente a su luz material que proyecta multitud de sombras. El maniqueísmo, mal comprendido por los pensadores occidentales siempre lo han mencionado para indicar que todo es blanco y negro, y no es así, el maniqueísmo explica que en este mundo hay infinidad de gradaciones que van desde la negritud más diabólica, pasando por infinidad de grises hasta culminar en la blancura más inmaculada de la Divinidad, para nosotros el Espíritu Santo. esta metáfora aplicada a todos los actos y comportamientos de la vida.
Saludos

Christic Magi dijo...

Hola Pedro: me alegra que te guste. Aunque suene arrogante, a mí siempre me ha parecido "natural" el capitalizar al Mal. Quizá sea porque soy muy intuitivo.
Curiosamente al Silmarillion se le describe como "una visión inspirada, mítica, del interminable conflicto entre el deseo de poder y la capacidad de crear". Creo que está claro qué es el Mal y qué es el Bien en la dicotomía descrita. Para mí el problema teológico más difícil, incluso por encima del misterio del Mal, es el del Infierno: esta ha sido la raíz de mi pasada crisis de fe, aquello que casi me hizo apostatar. Ten en cuenta que, por la propia finitud de la Materia, que es temporal, todo sufrimiento de este mundo es limitado. Pero el Infierno plantea la perspectiva de un sufrimiento ilimitado, dada la infinitud del Espíritu. Por tanto, el Infierno es el Mal Eterno.
Un ateo coherente es nihilista, amoral. El materialismo moral coherente es deísmo. El problema es que el nihilismo conduce al suicidio como única acción lógica, razón por la que muchos ateos, en su cobardía hedonista, prefieren la deshonestidad intelectual a asumir las consecuencias lógicas de sus creencias.
Ya que lo mencionas, la idea de que el mundo es insignificante a escala universal es consecuencia lógica del heliocentrismo, que es al evolucionismo lo que el Espacio es al Tiempo. Tal como el creacionismo afirma el concepto de Caída, clave de la Tradición, el geocentrismo afirma la Imago Dei, pues si la Tierra es el centro de la Creación Material, reflejo maculado de la Jerusalén Celestial, centro de la Creación Espiritual, el hombre es necesariamente reflejo limitado y maculado del Dios Ilimitado e Inmaculado.
Hmm, el salvaje caníbal que citas merece, en mi opinión, el mismo trato que Israel dió a Canaán: el Éxodo indica que la aniquilación de los malvados, no su sometimiento, es el estilo de Dios, al menos en este mundo. Yo siempre digo que quienes critican la "crueldad" del AT deberían conocer la alternativa, magistralmente detallada en el Código de Manú. Yo preferiría una muerte rápida por la espada que convertirme en un sudra o un dalit.
O'Brien dice lo de "están indefensos, como animales" no de todos los seres humanos sino específicamente de los proles, del populacho. Te diré que en general quién no tenga un cociente intelectual de al menos 120 no suele ser capaz de despertar de la matrix. Tampoco es casualidad que los miembros del Partido Externo/Clase Media sean los más oprimidos, pues es de ahí de donde hay más probabilidad de que salga un genio. Y el genio es peligroso para los tiranos.
Luz eléctrica, que es éter luciferino según Steiner, y que como bien dices, cuanto más brilla más sombras proyecta: esta exquisita paradoja ilustra por qué Helel Ben Sahar es llamado Príncipe de las Tinieblas. En ese caso el maniqueísmo es un sistema muy preciso: nota que solo a la manifestación etérea de Dios se le llama Espíritu Santo, porque solo Él es Santo per se. Las criaturas podemos estar santificadas o caídas, pero no tener tal cualidad de forma inherente. Lo de los grises... curiosamente yo suelo sentirme como un antihéroe o héroe birónico más que como un héroe clásico. Quizá sea moralmente gris, o quizá sea más estricto conmigo mismo de lo usual: esto cuadraría con mi perfeccionismo.
Saludos