26 oct 2010

¿Qué es el Cielo? [2/2]

¿Por qué se usa el cielo como símbolo del Cielo?
La bóveda celeste, el firmamento, es el símbolo que desde siempre se ha utilizado para representar el Cielo. Este símbolo significa lo trascendente, lo inaccesible, lo infinito. Si observamos el cielo en una noche estrellada, forzosamente nos llenaremos de admiración y sobrecogimiento ante la belleza y la grandiosidad del mismo. Sin embargo, el Cielo, la felicidad eterna, sobrepasa este símbolo.

¿Es el Cielo un lugar? ¿En dónde se encuentra?
No lo podemos ubicar ni arriba ni abajo, ni delante ni detrás, pues el Cielo no es un lugar, sino un estado en el cual los hombres encontraremos la felicidad buscada y la conservaremos por toda la eternidad. Digamos que es otro mundo que por mucho que el ser humano descubra secretos del Universo, jamás en la vida terrenal topará con el Cielo frente a frente (Jesús mismo fue quien dijo que Su Reino "no es de este mundo").

¿En el Cielo seremos como ángeles o tendremos también cuerpo?
Dios nos ha creado como hombres y nos ama como hombres, por eso, el premio que nos ofrece es para disfrutarlo como hombres, dotados de alma y cuerpo.
En el Cielo nuestra alma disfrutará al estar en contacto con Dios y, después de la resurrección de los cuerpos, también disfrutaremos con un cuerpo, aunque será un cuerpo distinto, un cuerpo glorioso que ya no estará limitado por el espacio y el tiempo, como el de Jesús resucitado, que podía aparecer y desaparecer en cualquier lugar. San Pablo habla de esto en I Cor 15, 40 ss.: Sonará la trompeta y los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que ese ser corruptible sea revestido de incorruptibilidad y que ese ser mortal sea revestido de inmortalidad.

¿Cómo podré ser feliz si alguna de las personas a quienes amo están en el infierno?
Por supuesto esto es un misterio, pero la felicidad que recibirás en el Cielo colmará todas tus necesidades y nada podrá limitarla.
Tendrás el conocimiento perfecto y una claridad absoluta acerca de las intenciones de los demás, te darás cuenta de que los condenados no están recibiendo un castigo injusto, sino que ellos mismos lo han escogido libre y voluntariamente. Su sufrimiento no afectará tu felicidad plena.
Confiemos en Dios, que incluso pidió el perdón de todos los presentes en su Crucifixión. Perdón para los paganos romanos incluidos.

¿Existen diferentes "tipos" o "niveles" de felicidad en el Cielo?
Sí, pero esto no se debe a que el Cielo sea diferente, sino a que las personas que llegan a él son diferentes. La felicidad será plena para todo el que llegue al Cielo. No es que unos sean más felices que otros, todos serán totalmente felices en la intimidad con Dios pues todos estarán totalmente llenos de Dios. La diferencia está en que, así como hay vasos grandes a los que les cabe más agua que a otros más pequeños, de la misma manera, hay almas más santas y otras menos, de acuerdo con la capacidad que cada uno desarrolló a lo largo de su vida. Es decir, pese a ser "vasos" diferentes (más pequeños o más grandes), el vaso estará completamente lleno en cualquier caso.

Lo que Jesús nos dijo acerca del Cielo
Jesús nos habla en el Evangelio muchísimas veces acerca del Cielo y nos lo explica en un lenguaje que podemos entender:
A los hambrientos les hablaba de pan, a la samaritana de un agua que sacia definitivamente la sed (Jn 4, 1 ss). Hablaba de perlas preciosas (Mt 13, 45.), de onzas de oro, de una oveja perdida y recuperada. Nos habla de un banquete, de una fiesta de bodas, de redes colmadas de peces, de un tesoro escondido en el campo.
Todos estos símbolos que utiliza Jesucristo nos pueden dar una idea de la felicidad que tendremos en el Cielo, ya que las felicidades terrenas son una imagen de la felicidad celeste.

Algunos testimonios de los que han visto lo que es el Cielo
Han existido muchos santos a los que Dios les ha concedido la gracia de poder ver lo que es el Cielo. He aquí algunos de sus testimonios, con los cuales han tratado de explicarnos con palabras terrenas lo que nos espera en el Cielo:
San Pablo: Dios es capaz de hacer indeciblemente más de lo que nosotros pedimos o imaginamos.
Nada son los sufrimientos de la vida presente, comparados con la gloria que nos espera en el Cielo.
Teresa de Jesús: Pude ver a Jesús en su Santa Humanidad completa. Se me apareció con una belleza y una majestad incomparables. No temo decir que, aunque no tuviéramos otro espectáculo para encantar nuestra vista en el Cielo, ya sería una gloria inmensa.
San Agustín: Es más fácil decir qué cosas no hay en el cielo, que decir qué cosas hay:
En el Cielo contemplaremos y descansaremos, descansaremos y alabaremos, alabaremos y amaremos, amaremos y contemplaremos.
San Juan de la Cruz: Tanto es el deleite de la vista de tu ser y hermosura, que no la puede sufrir mi alma, sino que tengo que morir viéndola, máteme tu vista y hermosura.
San Francisco de Asís: El bien que espero es tan grande, que toda pena se me convierte en placer.

¿Qué debo hacer para alcanzar el Cielo?
Jesús nos habla en el Evangelio del camino a seguir:
  • Entrar por la puerta estrecha (Mt 7,13.)
  • Tomar la cruz
Entre la gloria y la gracia no hay diferencia en esencia: quien tiene la bellota, ya tiene el encino; quien posee la gracia santificante, posee el Cielo. Las diferencias son en el modo de tenerlo: aquí en la Tierra, quien tiene la bellota, tendrá más tarde el encino. La bellota no es aún el encino, pero llegará a serlo. En la tierra vemos el capullo, en el cielo la flor; en la tierra el amanecer, en el cielo el mediodía; aquí las sombras, allá la luz; aquí lo parcial, allá la plenitud; aquí la lucha, allá la victoria.

Los medios para vivir siempre en gracia ya los conoces:
  • la oración;
  • la huida de las ocasiones de pecado;
  • el sacrificio;
  • la frecuencia en la recepción de los sacramentos;
  • la devoción a la Virgen María,
  • la vivencia de las Bienaventuranzas.
Para salir victoriosos en el Juicio Final, Jesús nos lo dice claramente:
"Venid benditos de mi Padre… porque tuve hambre y me disteis de comer, porque tuve sed y me disteis de beber, estuve desnudo y me vestisteis, forastero y me acogisteis, enfermo y me visitasteis… Todo lo que hicisteis a uno de estos pequeños, a mí me lo hicisteis".


Hoy por ti; mañana por mí...
Jesús no es nuestro juez sino nuestro amigo
Que tu lucha sea agradable. Que las normas no sean una carga, pues prohibirse a sí mismo una cosa es abrir de par en par la puerta de la tentación. En las guerras no siempre gana el más fuerte sino el más listo. Poco a poco, paso a paso que Jesús te va a esperar. Él no tiene prisa, te conoce perfectamente e irá contigo en el camino, como un amigo que no deja atrás a su compañero, por muy lento que camine.

Que la Gracia sea contigo

2 comentarios:

Romina dijo...

Hola

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rominadiazs@hotmail.com

Amigo. dijo...

Hola.

Amando, es decir, Cumpliendo los Mandamientos, la Voluntad de Dios.

Aprovechar la Gracia para Amar a Dios y al hermano, Confiando en Él al negarnos y tomar la cruz, practicar las virtudes, haciendo el Bien incluso al que no "se lo merece", siguiendo las Bienaventuranzas, especialmente siendo Misericordiosos,

siendo Misericordiosos,

siendo Misericordiosos.