Toda alma que cree y tiene confianza en mi misericordia, la obtendrá.
La última tabla de salvación es recurrir a mi misericordia.
Yo soy el amor mismo y la misma misericordia.
Las almas que veneran mi misericordia resplandecerán con un resplandor especial en la vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte.
A las almas que propagan la devoción a mi misericordia, las protego durante toda su vida como una madre cariñosa a su hijo recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellos Juez, sin Salvador misericordioso.
Que no tema acercarse a mí el alma débil, pecadora, y aunque tuviera más pecados que granos de arena hay en la tierra, todo desaparecerá en el abismo de mi misericordia.
No puedo castigar aún al pecador más grande si él suplica mi compasión, sino que lo justifico en mi insondable e impenetrable misericordia.
Quien no quiere pasar por la puerta de mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de mi justicia.
1 comentario:
Hola. Precisamente en el Domingo de la Misericordia será beatificado JPII. Bienaventurados los misericordiosos porque alcanzarán Misericordia. Somos pecadores, pero sobre todo, seamos no sólo bondadosos sino misericordiosos, que es más que perdonar, es hacerlo con amor a quien no se lo merece, sobre todo podemos hacerlo viendo cómo nuestro Padre lo es con nosotros, viendo el Ejemplo en casa, recibiendo la misericordia de Sus manos en la Confesión, podemos tener 1000 razones para perdonar con generosidad, como una noble rendición de Breda.
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